En la antesala de la cosecha fina analizamos la situación de los cultivos de trigo y cebada sobre la región comprendida por el centro – sur de Buenos Aires y este de La Pampa. Siendo partícipes de la 10° edición del Agrotour organizado por la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca, visitamos una serie de lotes, seleccionados aleatoriamente, conformando una muestra de 200 observaciones. Una vez concluidos los recorridos se logró anticipar un rendimiento promedio para cada uno de los tramos transitados.
Se trata de tres circuitos en simultáneo, denominados Pampa, Sierra y Mar, que sumaron unos 3.000 km de trayecto. Más allá de las diferencias zonales, corroboramos un impacto evidente de las condiciones climáticas adversas que caracterizaron a esta campaña agrícola 2022/23. Cada lote se identificó de acuerdo al partido (o departamento) y localidad correspondiente. Para la medición de los resultados, tomamos una ubicación representativa del lote, contando como base el conteo de espigas por metro lineal, la distancia entre hileras y el número de granos por cada espiga elegida.
La prolongación de las deficiencias hídricas resultó crucial en el desarrollo de los cultivos de invierno, a lo que se anexó el desenlace de heladas tardías (fines de octubre y principios de noviembre) que dejaron notorias secuelas en determinados sectores de la región. No obstante, es útil remarcar que el área estudiada fue la menos afectada en comparación a las provincias del centro y norte del país, donde la trilla se está llevando cabo en estos momentos y aportando magros resultados.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es que aquellos campos más próximos al puerto de Bahía Blanca exhiben una estimación de rendimientos acorde a ciclos anteriores, mientras que a medida que nos alejamos, el panorama agronómico se torna más complicado. De hecho, en la zona costera, especialmente en el tramo delimitado por las localidades de Benito Juárez y Necochea, los cuadros de trigo señalan pérdidas de entre un 40% y 50% por sobre su potencial productivo. En casos puntuales, dicho guarismo llegó a medirse en un 90%.
En el circuito mencionado, que concentra las tierras de mayor potencial, se calcula una productividad media de 28,0 y 30,0 qq/ha para trigo y cebada respectivamente. Con estas previsiones, estarían ubicándose un 25% y 27% por debajo de la campaña anterior en cada cultivo. En cuanto al estado sanitario, sólo se relevaron daños poco relevantes por presencia de pulgón y oruga desgranadora.
En forma paralela, el trayecto de la franja central, denominado Sierra, arroja cifras algo más alentadoras, con un promedio de 30,0 qq/ha para la cosecha de trigo y de 36,0 qq/ha para la cebada. Así señalan mermas anuales más moderadas, del 20% y 15% respectivamente, con un panorama que iba degradándose a medida que nos acercábamos a la localidad de Tandil.
Trasladándonos hacia el oeste, sobre el tramo Pampa, los rendimientos calculados para trigo promedian en 31,0 qq/ha y se sitúan apenas un 3% por debajo de la medición del año previo. Respecto a la cebada, fueron estimados unos 30,0 qq/ha, es decir, un 10% menos del obtenido un año atrás. En el mapa siguiente visualizamos un detalle de los números obtenidos en los diferentes tramos visitados: