Los primeros días del mes han presentado precipitaciones sustanciales en amplias extensiones del centro y sur agrícola, provocando un aumento generalizado en el número de hectáreas con excesos hídricos.
Claramente el mayor caudal se ha concentrado en el sudoeste de Buenos Aires, con registros acumulados que, en un corto período de tiempo, superaron los 330 mm en la ciudad de Bahía Blanca y alrededores. A las drásticas consecuencias de público conocimiento en la población e infraestructura urbana, surgen campos anegados (impactando en los cultivos de la gruesa) y caminos intransitables que impiden el acceso a los campos en determinadas zonas. También se ven afectadas las zonas próximas a Guaminí, Tornquist y Coronel Suárez, entre las principales localidades.
Bajo estas circunstancias, la trilla de girasol – que hasta las inundaciones se habían reportado las primeras recolecciones en el sudoeste de Buenos Aires – quedó detenida. Serán necesarios al menos unos siete días para poder reanudar con los trabajos y, además, evaluar la posibilidad de traslado de la producción a los acopios. Luego se podrán medir los daños ocasionados en la zona afectada, principalmente por el vuelco de plantas y rebaja en los rendimientos.
Pasando a la franja central del país, incluyendo el centro – sudeste de Córdoba, centro – sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y la mayor parte de Entre Ríos, también se corrobora un marcado aumento de los almacenajes, con reservas que oscilan entre óptimas y excesivas. De todas maneras, las hectáreas que presentan excesos de agua no muestran inconvenientes al momento.
En el extremo opuesto, situamos a la región NEA, donde los aportes pluviales han sido de nulos a escuetos. Es así como prevalecen las reservas de escasas a regulares, dependiendo la zona. En tanto, sobre el noreste de Santiago del Estero y centro – oeste de Chaco se aprecian pulsos secos de forma generalizada.